CURSO a distancia todo el mundo:
EXPERTO EN EDUCACION DE CALLE

A DISTANCIA TODA ESPAÑA
Duración: 1000 horas.
Titulo propio
Diploma acreditativo.
Diploma acreditativo con calificación obtenida, nº de horas y contenidos
Matrícula abierta todo el año.
______________
DESTINATARIOS:
Trabajador
Social, Pedagogo Social, Educador de Calle, TASOC, Mediador Social,
Dinamizador Juvenil, Mediador Juvenil, Animador Sociocultural, Educador
Familiar, Profesorado, Monitor de Campamento, Monitor de Ludoteca,
Dinamizador Cultural, Monitor de Discapacitados, Monitor de Granja
Escuela, Técnico Casa de Juventud, Técnico de Información Juvenil,
Formador de Formadores, Técnico en Integración Social, Educador Social,
Educador Infantil, Educador Centro de Acogida, Terapeuta, Orientador
Educativo, Mediador Juvenil, Educador Sexual, Monitor de Tiempo Libre,..
estudiantes de Psicología, Sociología, Magisterio, Pedagogía,
Psicopedagogía, Trabajo Social, Educación Social, Educación Infantil,
Integración Social, Enfermería, Auxiliar de Clínica... asociaciones,
instituciones, colectivos, centros cívicos,...
EXPERTO/A
EN EDUCACION DE
CALLE
(Intervención en medio
abierto)
- 1000 horas -
Los alumnos que realicen el Curso de EDUCADOR DE CALLE más 4 a elegir entre: Psicologia
para educadores, Mediador Social en prevencion del alcoholismo,
Animador Especialista en Dinamica de Grupos, Mediador Social en
prevencion de drogodependencias, Mediador Social en prevencion de malos
tratos y violencia de genero, Experto en violencia juvenil, Mediador
Social en educacion afectivo-sexual, Mediador en marginacion e
inadaptacion social y Mediador Social Intercultural obtendrán, además del Diploma de cada Curso, el título propio deEXPERTO/A EN EDUCACIÓN DE CALLE (Intervención en medio abierto).
No es necesario matricularse en todos los cursos a la vez. Puedeshacerlo de uno en uno, a tu propio ritmo.
No es necesario matricularse en todos los cursos a la vez. Puedeshacerlo de uno en uno, a tu propio ritmo.
Educador de Calle, una profesión sin paro:
El Educador de Calle trabaja o
interviene con lo que llamamos «población de o en riesgo» tiene unas
características que necesitan respuestas desde la educación no formal:
- Abandono del sistema educativo por desmotivación, frustración...
- Desajustes familiares con desestructuración a nivel personal.
- Dificultades para encontrar alternativas al ocio.
- Trabajo en precarias condiciones, dificultad para integrarse en el mercado laboral normalizado,...
- Conductas adictivas. Abandono afectivo.
- ...
Es
importante el papel de la educación de calle como instrumento necesario
en la intervención educativa con todos estos colectivos. Los y las
educadoras de calle son, con frecuencia, las únicas personas adultas
«significativas» a quienes pueden dirigirse los jóvenes y otros
colectivos cuando se encuentran con problemas, situaciones y conflictos
difíciles.
El Educador de Calle -o Educador en Medio Abierto como se le comenzó a llamar en Francia-, a diferencia de otros profesionales, sale al medio propio donde están los destinatarios de los programas, hace de ese medio abierto su lugar habitual de trabajo, crea relaciones individuales y grupales, se acerca a los que nunca utilizan los recursos, sirve de referencia a unos, optimiza todo el conjunto de dispositivos comunitarios públicos o privados, responde al principio concreto de educarnos en la calle y sirve además de complemento al trabajo de otros técnicos.
El beneficio social y económico queda patente por la atención que se presta a determinados colectivos que difícilmente acceden a otros sistemas de atención, por los procesos de cambio que se generan, por la propia implicación y eficacia cualitativa del Educador y porque en el trabajo social las relaciones deben ser horizontales y de promoción para conseguir verdaderos cambios.
El Educador trata de que las vivencias que acumula el joven puedan ser positivas y sirvan de bagaje para su futuro adulto. Y lo hace desde esos espacios significativos, los ámbitos, los tiempos y las actividades donde ellos están y hacen: Rincones, calles, centros culturales, bares, asociaciones... Para que el joven se mantengan en una entorno educativo harán falta delegados educativos que acompañen, apoyen, sugieran, hagan de puente, etc. Si no se potencian este tipo de medidas de atención es fácil que muchos jóvenes tengan dificultades especiales en el proceso de incorporación social, con lo que el conflicto se agudizará todavía más.
Como tareas que forman parte de su quehacer diario podemos destacar:
- La detección de las dificultades sociales y sus causas.
- Relacionarse con las instituciones.
- El diálogo con los destinatarios.
- La reeducación e intervención para la mejora de las relaciones interpersonales.
- La organización de la vida cotidiana en el ámbito individual y grupal.
- La animación grupal y comunitaria.
- La formación, información y orientación.
- Provocar la toma de conciencia de los problemas, generando cambios de actitudes.
- Favorecer el proceso de integración social.
- La capacitación en habilidades que permitan una mayor independencia.
- La prevención de otras circunstancias de riesgo que puedan desencadenar marginación social.
- El análisis de las demandas individuales y sociales y la generación de respuestas que provoquen un crecimiento personal y grupal.
- La derivación de propuestas hacia otros servicios (asociaciones, organizaciones, instituciones) y seguimiento de las mismas, etc.
- Concienciar a la comunidad para la búsqueda de soluciones y alternativas a sus problemas.
- La animación a la participación en tareas comunitarias.
- ...
Las
áreas sobre las que interviene directamente el Educador son la familia,
la escuela, el tiempo libre, las relaciones y la salud. Para desempeñar
este encargo social el Educador deberá tener una serie de capacidades o
competencias, un cierto talante que le habilite para realizar tareas
que incidan positivamente en el proyecto para el que trabaja. Algunas de
esas habilidades son propias pero otras deberá adquirirlas a través de
la experiencia, la formación, el contraste de ideas, etc.
El complejo rol de Educador exige una preparación flexible y heterogénea y unas cualidades personales determinadas para poder dar respuestas a las situaciones diarias que se presentan en el ejercicio de su profesión. A pesar de que es una profesión nueva e innovadora, a la que se suman cada vez más jóvenes adeptos y personas con un alto grado de preparación, no quedan dudas de que su razón de ser estriba en la necesidad de personajes competentes para maniobrar y revolver conflictos y graves problemas que genera la sociedad actual.
Antes de ejercer como tal, el Educador de Calle debe conocer, entre otras:
-Las motivaciones que le impulsan a elegir esta profesión.
-Lo qué significa ser Educador de Calle.
-Los destinatarios de su trabajo.
-Las dificultades que encontrará.
-La metodología de intervención.
La preparacion de este educador debe ser variada y amplia en conocimientos y recursos para poder intervenir de forma eficaz: es conveniente que tenga al menos nociones sobre psicologia, marginacion, inadaptacion, interculturalidad, sexualidad, violencia de genero, malos tratos, drogodependencias, alcoholismo, juegos, dinamicas...
- Abandono del sistema educativo por desmotivación, frustración...
- Desajustes familiares con desestructuración a nivel personal.
- Dificultades para encontrar alternativas al ocio.
- Trabajo en precarias condiciones, dificultad para integrarse en el mercado laboral normalizado,...
- Conductas adictivas. Abandono afectivo.
- ...
Todos
somos responsables de buscar soluciones a estos problemas. Con una
metodología participativa se pueden dar respuestas a las necesidades
sociales y a la marginalidad, en la que se impliquen todos los agentes
de la comunidad: movimientos sociales, centros, voluntarios,
profesionales, población y, por supuesto, Educadores de Calle. Todo ello
tendrá que contar con el reconocimiento social y económico del Estado,
apostando más por políticas de desarrollo de la sociedad civil que por
el mero asistencialismo.
Las
instituciones que tradicionalmente realizaban trabajo social con
jóvenes eran poco eficaces, o sólo intervenían cuando ya era demasiado
tarde, cuando las situaciones problemáticas eran evidentes. Incluso
estas instituciones no eran capaces de acercarse de manera efectiva a
determinados jóvenes y grupos, sobre todo porque no sintonizaban con sus
inquietudes y necesidades.
Hasta ahora existía una trayectoria de trabajo de este tipo de Educador enfocada especialmente a las tareas preventivas con niños y jóvenes en barrios, talleres ocupacionales, centros abiertos, etc., como un animador de la acción social que actuaba desde el movimiento asociativo, pero nuevas realidades están reclamando su intervención en otros campos donde se nota su carencia, sobre todo porque puede desempeñar un rol de cercanía y acompañamiento que difícilmente podrían ejercer otros profesionales. Nos referimos a formar parte de equipos en proyectos de acción con drogodependientes, prostitutas, minorías étnicas, inmigrantes, etc. a través de programas de metadona, disminución del daño, incorporación social, higiene y salud, garantía social,...

Hasta ahora existía una trayectoria de trabajo de este tipo de Educador enfocada especialmente a las tareas preventivas con niños y jóvenes en barrios, talleres ocupacionales, centros abiertos, etc., como un animador de la acción social que actuaba desde el movimiento asociativo, pero nuevas realidades están reclamando su intervención en otros campos donde se nota su carencia, sobre todo porque puede desempeñar un rol de cercanía y acompañamiento que difícilmente podrían ejercer otros profesionales. Nos referimos a formar parte de equipos en proyectos de acción con drogodependientes, prostitutas, minorías étnicas, inmigrantes, etc. a través de programas de metadona, disminución del daño, incorporación social, higiene y salud, garantía social,...

El Educador de Calle -o Educador en Medio Abierto como se le comenzó a llamar en Francia-, a diferencia de otros profesionales, sale al medio propio donde están los destinatarios de los programas, hace de ese medio abierto su lugar habitual de trabajo, crea relaciones individuales y grupales, se acerca a los que nunca utilizan los recursos, sirve de referencia a unos, optimiza todo el conjunto de dispositivos comunitarios públicos o privados, responde al principio concreto de educarnos en la calle y sirve además de complemento al trabajo de otros técnicos.
El beneficio social y económico queda patente por la atención que se presta a determinados colectivos que difícilmente acceden a otros sistemas de atención, por los procesos de cambio que se generan, por la propia implicación y eficacia cualitativa del Educador y porque en el trabajo social las relaciones deben ser horizontales y de promoción para conseguir verdaderos cambios.
El Educador trata de que las vivencias que acumula el joven puedan ser positivas y sirvan de bagaje para su futuro adulto. Y lo hace desde esos espacios significativos, los ámbitos, los tiempos y las actividades donde ellos están y hacen: Rincones, calles, centros culturales, bares, asociaciones... Para que el joven se mantengan en una entorno educativo harán falta delegados educativos que acompañen, apoyen, sugieran, hagan de puente, etc. Si no se potencian este tipo de medidas de atención es fácil que muchos jóvenes tengan dificultades especiales en el proceso de incorporación social, con lo que el conflicto se agudizará todavía más.
La
función del Educador será siempre la de incitar, apoyar el proceso de
transición, socializar, contribuir a la adquisición de la autonomía,
etc., sin necesidad de vigilar, proteger, disponer, tutelar... Sabe que
«estar» entre los jóvenes ayudará a «hacer» comunidad. Cabría decir lo
mismo si los destinatarios son otro tipo de individuos que atraviesan
especiales dificultades.
Cada día son más las instituciones, administraciones públicas y asociaciones que cuentan en sus plantillas en el campo de lo social con educadores de calle, lo que permitirá sin duda clarificar progresivamente sus funciones. Es difícil aunar criterios para perfilar de forma concisa la complejidad de tareas que puede tener este educador, a la vista de la cambiante realidad social que aconseja adaptaciones rápidas y acomodaciones que exige el nuevo entramado que forman los grupos de su práctica.
Cada día son más las instituciones, administraciones públicas y asociaciones que cuentan en sus plantillas en el campo de lo social con educadores de calle, lo que permitirá sin duda clarificar progresivamente sus funciones. Es difícil aunar criterios para perfilar de forma concisa la complejidad de tareas que puede tener este educador, a la vista de la cambiante realidad social que aconseja adaptaciones rápidas y acomodaciones que exige el nuevo entramado que forman los grupos de su práctica.
Como tareas que forman parte de su quehacer diario podemos destacar:
- La detección de las dificultades sociales y sus causas.
- Relacionarse con las instituciones.
- El diálogo con los destinatarios.
- La reeducación e intervención para la mejora de las relaciones interpersonales.
- La organización de la vida cotidiana en el ámbito individual y grupal.
- La animación grupal y comunitaria.
- La formación, información y orientación.
- Provocar la toma de conciencia de los problemas, generando cambios de actitudes.
- Favorecer el proceso de integración social.
- La capacitación en habilidades que permitan una mayor independencia.
- La prevención de otras circunstancias de riesgo que puedan desencadenar marginación social.
- El análisis de las demandas individuales y sociales y la generación de respuestas que provoquen un crecimiento personal y grupal.
- La derivación de propuestas hacia otros servicios (asociaciones, organizaciones, instituciones) y seguimiento de las mismas, etc.
- Concienciar a la comunidad para la búsqueda de soluciones y alternativas a sus problemas.
- La animación a la participación en tareas comunitarias.
- ...

El complejo rol de Educador exige una preparación flexible y heterogénea y unas cualidades personales determinadas para poder dar respuestas a las situaciones diarias que se presentan en el ejercicio de su profesión. A pesar de que es una profesión nueva e innovadora, a la que se suman cada vez más jóvenes adeptos y personas con un alto grado de preparación, no quedan dudas de que su razón de ser estriba en la necesidad de personajes competentes para maniobrar y revolver conflictos y graves problemas que genera la sociedad actual.
-Las motivaciones que le impulsan a elegir esta profesión.
-Lo qué significa ser Educador de Calle.
-Los destinatarios de su trabajo.
-Las dificultades que encontrará.
-La metodología de intervención.
La preparacion de este educador debe ser variada y amplia en conocimientos y recursos para poder intervenir de forma eficaz: es conveniente que tenga al menos nociones sobre psicologia, marginacion, inadaptacion, interculturalidad, sexualidad, violencia de genero, malos tratos, drogodependencias, alcoholismo, juegos, dinamicas...
EDUCAR EN LA CALLE

Pero los
tiempos han cambiado. En todas las ciudades grandes, se han vuelto en
algunos lugares y calles, peligrosas. La calle, para los chavales de
algunos barrios, ya no es un lugar para explorar y vivir esa aventura .
mas bien es a veces un lugar para aprender a ser delincuente.
En los
años 70 aparecen es España –en La Rioja y Barcelona- los primeros
Educadores de Calle. Su tarea surge como prolongación de la función
educativa de la familia y la escuela; pero los “alumnos de la calle” son
aquellos que precisamente no van a la escuela con demasiada frecuencia
ni tienen una familia que les cuide, les quiera y les proteja.A veces en
casa hay “malos rollos” o se pasa incluso hambre y en la escuela “se
les coge manía” por sus travesuras, malos modos y “falta de educación”.
Sin
embargo en la calle encuentran otros como ellos y algunas ocupaciones
divertidas y emocionantes, cuando no peligrosas. Con frecuencia
encuentran una pandilla organizada, donde el jefe o líder dirige a todo
el grupo con agresividad y una cierta justicia de supervivencia en la
jungla de asfalto. Sus actividades más frecuentes consisten en acercarse
hasta las escuelas para coger algo a los amigos u otros niños, los
espectáculos y fiestas, bares con máquinas tragaperras, grandes
almacenes donde apropiarse de alguna menudencia, etc. Cuando se hacen
algo mayorcitos comenzarán el juego con al alcohol y otras drogas,
pasando posteriormente al trapicheo y al robo, lo que inevitablemente
les conducirá el Juzgado de Menores o a la cárcel si son mayores de 18
años.
A los
Educadores de Calle se les encomendó como tarea trabajar con estos
chavales para impedir que este camino de desmanes les condujera a la
cárcel y, casi consecuentemente, a una espiral de violencia y
marginación de la que saldrían no si dificultad. En primer lugar hacen
un estudio de la zona, y mediante cualquier justificación, se acercan al
grupo de chavales y se ganan su confianza. Después. Si se da el caso,
explicarán su trabajo y el por qué los hacen. A partir de aquí se abre
un camino complicado de avances y retrocesos que si no acaba en ruptura
–cosa que ocurre poco- empezará a dar frutos positivos. La mayoría de
ellos no acabarán en la cárcel y con los que así ocurre su reinserción
es luego más fácil.
Una
tarea de tal vocación profesional y de tal importancia social no puede
ignorarse desde la Administración pues, en la práctica, es una de las
pocas que inciden directamente en la prevención específica de la
delincuencia en los barrios y que a todo el mundo preocupa, según las
encuestas.
EDUCADORES DE CALLE...Y CALIDAD DE VIDA
El
peregrinaje que un chaval de la calle comienza a la edad de 7 u 8 años
es un camino lleno de encrucijadas posibles que las circunstancias
sociales y personales van a irle determinando. Las posibles
bifurcaciones erradas de este sendero los conducirán al mundo de la
marginación y la inadaptación.
Cuando el
menor está iniciando este caminar, los Educadores de Calle nos
proponemos intervenir sobre él partiendo de un planteamiento preventivo,
pero entendiendo la intervención en el sentido de calidad de vida.
El
objetivo no es prevenir el comportamiento desadaptado y sus
consecuencias para el sistema social, sino de proporcionar al individuo
un entorno suficientemente satisfactorio para que pueda desarrollar sus
capacidades individuales.Se trata de potenciar al individuo en riesgo de
marginación, como sujeto en primer lugar de derechos, y más tarde de
deberes.Se trata de intervenir sobre el individuo cuando todavía es un
sujeto en peligro y, no cuando si conducta desadaptada supone una
amenaza. Cuando esto ocurre interviene el ordenamiento jurídico
etiquetando al muchacho, introduciéndolo en una espiral de sinsabores y
malas experiencias que dejarán una honda huella en su personalidad. Lo
marcarán como delincuente, vicioso, bárbaro, responsable del mal del
mundo, escoria de la sociedad, inmundicia,...y, así el dulce, travieso e
inocente chico de 7 u 8 años será abandonado y condenado por los mismos
que un día prometieron defender sus Derechos de Niño.
PREFERIMOS LA CALLE...

Nos relacionamos con personas concretas, con nombres y apellidos y con sus propios problemas.
De ese
roce diario surgió amistad, confianza y compromiso y la autoridad moral
para jugar juntos, abrazar, enfadarnos o poner límites en su justo
momento.Sabemos que no podemos permanecer con los brazos cruzados ante
las situaciones de deterioro y desigualdad porque seríamos cómplices de
esas mismas situaciones provocadas por nuestro Estado y la sociedad en
su conjunto.
Aunque
desde los despachos enmoquetados se pueden realizar trámites y gestiones
burocráticas, sabemos que la lucha está en la calle y sólo desde ese
lugar físico se puede hablar de verdadera implicación.
Respetamos
a los chavales, verdaderos protagonistas de sus procesos de maduración,
cambio o transformación. Nos relacionamos con ellos a través de cosas
sencillas: charlar, organizar una excursión o un partido de fútbol. Lo
pasamos bien juntos, unas veces favoreciendo la solución de sus pequeños
problemas, otras acompañándoles en sus crisis, otras orientándoles en
sus estudios o salidas ocupacionales...
Nuestra
ambición no nos ciega, y aunque nos gustaría cambiar muchas
situaciones, sabemos que somos una pequeña fuerza que se une a otras
para que así pueda obrar el milagro.El día se nos hace pequeño para
atender todas las necesidades de los chavales y tenemos que “chupar
moqueta” realizando proyectos, memorias, reuniones, cursillos,
encuentros, jornadas, comisiones... Pero aun así preferimos la calle.
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